Desde hace algunos años se ha venido observando una clara relación entre el medio ambiente y los problemas de salud. ¿Quién no ha escuchado hablar de la contaminación de nuestro entorno doméstico, como por ejemplo la contaminación por el mercurio de las bombillas o los cánceres provocados por el amianto? Algunas enfermedades causadas por el entorno laboral se reconocen ahora incluso como enfermedades profesionales, como la enfermedad de Parkinson causada por los pesticidas en los agricultores.

Pero si las toxinas ambientales, los contaminantes atmosféricos y los disruptores endocrinos pudieran interactuar con el microbioma humano, desestabilizarlo e incluso influir en su composición y sus funciones…el impacto sobre la salud podría ser enorme.

El estudio de Science of The Total Environment (1) titulado «Air pollution and endocrine disruptors induce human microbiome imbalances: A systematic review of recent evidence and possible biological mechanisms», afirma que la contaminación del aire y los disruptores endocrinos producen desequilibrios en el microbioma humano. El equipo de investigación advierte que los contaminantes ambientales pueden alterar la diversidad y la abundancia de nuestra microbiota e incluso permitir la colonización de nuestro intestino por patógenos, como estreptococos o veillonellas , cuya multiplicación favorece las enfermedades infecciosas. El estudio concluye que se necesita más investigación.

Si los «ataques» de la contaminación ambiental son también causantes de disbiosis, ¡puede que tengamos los medios para contrarrestarlos con la ayuda de las bacterias beneficiosas!

Un estudio del International Journal of Molecular Sciences (2) publicado el 27 de agosto de 2021 y titulado « Probiotic Administration Mitigates Bisphenol A Reproductive Toxicity in Zebrafish » realizado con la formulación probiótica Slab51, contenida en los productos Agimixx y Sivomixx, explica que sí es posible mitigar el impacto de la contaminación ambiental sobre la microbiota.

Este estudio proporciona información sobre el valor de esta mezcla específica de bacterias para ayudar a reducir los efectos negativos del bisfenol A, otro contaminante al que nos enfrentamos a diario, sobre la reproducción.

El equipo de investigación llegó a la conclusión de que la formulación probiótica de Slab51 puede reducir el impacto de los disruptores endocrinos en la salud, lo cual es una muy buena noticia.

Por lo tanto, ¿podrían los contaminantes ambientales ser la causa de problemas de salud a través de la disbiosis digestiva y la desregulación del proceso inmunológico vinculado a la microbiota? En cualquier caso, es evidente que la investigación sobre las bacterias intestinales no ha dicho aún su última palabra.